Madre mía, os debo esta entrada desde hace más de un año (de hecho cumplió un año el día 1 de este mes) que escribí la entrada «P**adas de la traducción, vol. III». Fijaos si la tenía apartada que durante este tiempo hasta he recibido correos electrónicos de gente que estaba pendiente de esta publicación y que me preguntaban cuál fue la decisión final que tomé y todo. Soy una dejada para escribir las secuelas xD.
Resumo rápidamente para quienes no recuerden nada (que seréis la gran mayoría): en el tercer volumen de esta serie de problemas peliagudos que me voy encontrando en mi camino como traductora, explicaba un problema de género que me surgió en uno de los cuentos que traduje para el proyecto de posgrado, ya que, al traducir al español, el género de los objetos protagonistas se invertía. Y de ahí el problema, ya que precisamente el género era un factor de juego imprescindible en el desarrollo de la historia y, por tanto, no podía variar con respecto al original bajo ningún concepto (los objetos eran «cama» -masculino en árabe y femenino en español- y «sofá» -femenino en árabe y masculino en español-).
De las tres soluciones que propuse en el post original, al final decidí que lo más adecuado era buscar sinónimos en español que conservaran el género árabe y, tras consultarlo con la tutora, decidimos cambiar «cama» por «camastro» y «sofá» por «butaca», ya que así manteníamos los géneros conforme aparecían en el original.
Y para que comprobéis el resultado y el porqué del empeño en mantener los géneros, aquí tenéis un pequeño fragmento del cuento acompañado de la traducción que le di finalmente:
دلف أحمد إلى غرفة النوم يملؤه الغيظ. طلب منه سريره أن يتحدث إليه. أذن له أحمد بنرفزة. فاتحه السرير في أمر زواجه. أخبره أنه تعرف على أريكة الجيران. وجدها مؤدبة وبنت عائلة محترمة. أبوها سرير له وزنه في بيت أحد الجنرالات وأمها أريكة في مكتب وزير. فكر أحمد كثيرا في الأمر. وافق على زواج سريره من أريكة ابنة الجيران، بعد لأي.
Ahmad caminó lentamente hacia el dormitorio, rebosante de cólera. Su camastro le preguntó si podían hablar. Ahmad lo escuchó con nerviosismo. El camastro empezó a hablarle del asunto de su matrimonio. Le dijo que había conocido a la butaca de los vecinos. Le había parecido educada, hija de una familia respetable. Su padre era un camastro con peso en la casa de un general, y su madre era una butaca del despacho de un ministro. Ahmed pensó mucho en el asunto. Al final aceptó el matrimonio del camastro con la butaca hija de los vecinos.
(Fragmento extraído de ملاهم سغيرة, Pequeñas epopeyas, obra del escritor y periodista Nabil Driouch; este fragmento concreto pertenece al cuento أسرة, Camastros. Tanto la traducción del fragmento como de los títulos es mía y pertenecen al proyecto de posgrado realizado para la Escuela de Traductores de Toledo).
Los comentarios sobre la traducción y sobre la decisión adoptada son más que bienvenidos : ).
Julia
/ 21 diciembre, 2011Me quito el sombrero ante cualquiera que se atreva con un idioma como el árabe, imposible para mi comentar la traducción, sólo que tal vez hubieras podido usar «el lecho» en lugar de el camastro y mantener el masculino, o usar ambos para evitar la redundancia.
Saludos
Eva María Martínez
/ 21 diciembre, 2011«Lecho» fue otra de las opciones que consideré, pero la descarté porque me parecía una palabra demasiado poética o romántica para el tono general del texto, por decirlo de alguna forma. En cuanto a la redundancia, intenté mantener el estilo del original y en estos cuentos no me parecía adecuado ir alternando con sinónimos por todas partes : ).
¡Saludos y gracias por comentar!
Julia
/ 22 diciembre, 2011Ok! Lo dicho, poco puedo aportar, porque para mi, por desgracia, el original son garabatos indescifrables (muy bonitos, eso sí). ¡Ya me gustaría tener la capacidad de entenderlos! Coincido con pedro en que camastro tiene para mi también una connotación despectiva y por eso la sugerencia de lecho, claro que, evidentemente, sin poder conocer el original es una opinión que no vale de nada. ¿Se va a publicar esa antología de relatos? Lo cierto es que ese fragmento tiene muy buena pinta 🙂
¡Saludos y que haya habido suerte con los décimos!
Eva María Martínez
/ 22 diciembre, 2011Jeje, con los décimos me temo que no ha habido suerte, en fin xD. Si a mí no me gustaba en realidad ninguno de los sinónimos masculinos que encontré de cama, pero bueno, lo que le comentaba a Pedro, que por el tono general parece que «camastro» va más acorde.
Se supone que se dejará una copia del trabajo completo en la biblioteca de la Escuela de Traductores. Y de publicación oficial, pues de momento no sé nada, ¡pero si me entero de algo, os lo hago saber en forma de entrada! 😀
Pedro
/ 21 diciembre, 2011Me parece fantástico. Quizá camastro suene un poco despectivo, pues hace referencia a un lecho pobre y sin aliño, pero quizá en árabe también se trata de una cama con tales características (lo ignoro porque no he leído el cuento entero).
Butaca es perfecta. 🙂
Un saludo y enhorabuena. 🙂
Eva María Martínez
/ 22 diciembre, 2011A mí tampoco me convencía camastro precisamente por lo mismo, porque me sonaba despectivo (ya lo comenté en su día en la entrada origen de esta). Pero entre tirar por lo alto o por lo bajo, la verdad es que suena más adecuado «camastro» para el tono general del relato.
¡Gracias por comentar! 😀
davidoffberlin
/ 26 diciembre, 2011Ya que pides opiniones, me lanzo. Que conste que yo, de árabe, ni jota, así que me limito a cuestiones de la prosa:
Lo de la cama tiene mal arreglo, cierto. «Camastro» me parece la menos mala de las soluciones, pero suena a «sinónimo de», o sea a palabra que sustituye a otra que en ese contexto sería más natural pero que, por alguna misteriosa constricción del texto traducido, no puedes poner. «Lecho», efectivamente, descartado de oficio. No sé cómo quedaría cambiar la cama entera por una parte de ella: ¿»colchón»?
En la frase «y su madre era una butaca del despacho de un ministro», yo personalmente suprimiría «era» porque lo has puesto pocas palabras atrás y recarga, y para hacer más clara y natural la personificación diría «butaca en el despacho», sin el «una» y cambiando la proposición, de la misma manera que lo natural sería decir «es criada en el palacio de la condesa».
Lo de la «butaca hija de los vecinos» también suena cargado; antes has puesto «la butaca de los vecinos» y se entiende de maravilla. Aquí pondría lo mismo.
Felicidades, porque para ponerse con el árabe hace falta voluntad (por no decir narices), así que mucha suerte y trata de publicarlo, por intentarlo que no sea.
Eva María Martínez
/ 26 diciembre, 2011¡Hola!
Muchas gracias por dejar tus sugerencias, ¡algunas son de mucha ayuda en cuanto a estilo! Precisamente si no se conoce el idioma de partida de puede perfilar mucho más la lengua de destino, porque así no corres el peligro de pegarte tanto al original :D.
Lo de sustituir por la parte (colchón) también se me ocurrió y de hecho se lo propuse a la tutora porque me parecía buena solución, pero su opinión fue que dejara «camastro», y así lo dejé.
En fin, ya os iré comentando cómo avanza la cosa si sale algo. ¡Gracias de nuevo! ^___^