Esto es algo del mundo de la traducción que no trata en la Universidad. Bueno, sí, nos enseñan que existen la RAE, el libro de estilo de El País, la Fundéu BBVA o el Diccionario Panhispánico de Dudas como algunos de los materiales de consulta que deberemos tener siempre a mano.
Creo que huelga decir que cuanto más material de consulta se tenga, mejor que mejor, ya que las decisiones que tomemos sobre el papel deberán estar siempre justificadas por una fuente de autoridad, y no por un «es que así me gusta más». Si algún punto de la RAE no nos convence, podemos acudir a otros libros de estilo o a otras gramáticas para consultar qué dicen al respecto y, si alguna nos ampara en nuestro desacuerdo, ya tenemos donde poder escudarnos ante el cliente si nos pide explicaciones, siempre y cuando no nos haya puesto ninguna norma concreta antes de empezar el protecto, claro (hablaré de esto un poco más adelante).