Ya tenía pensado dedicar una entrada a esta modalidad dentro de los encargos de traducción, pero la entrada de Ana Fuentes en su blog «No disparen al traductor» sobre la traducción automática me ha terminado de poner en bandeja este post.
Al final de su entrada, Ana nos hace un pequeño apunte sobre la calidad final resultante de las traducciones automáticas, donde nos dice que «el cliente será el que dicte si es necesario invertir o no en una traducción óptima, o si le es suficiente con el resultado generado por traducciones automáticas». Pues bien, la posedición es precisamente el resultado de no querer renunciar a una traducción de calidad partiendo de la base de una traducción automática. Es decir, que la posedición es ni más ni menos que un control de calidad final que realiza un traductor sobre una traducción automática dada por el cliente.