• La autora

    Mi nombre es Eva María Martínez. Licenciada en TeI por la UMU en 2009, he trabajado como in-house durante más de 3 años y he dedicado otros cuantos al fansubbing. En la actualidad soy traductora autónoma y coordinadora de la Revista Traditori.

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Latinoamérica, Iberoamérica e Hispanoamérica (II)

Dado que algunos comentarios de la entrada anterior aportaron información bastante interesante y que ciertos planteamientos expuestos como adición a la información que yo proporcionaba daban pie a un debate que no cubría la entrada, y como sé que no todo el mundo se lee todos los comentarios de las entradas, me parece oportuno compartir con vosotros un apunte que hacía Gustavo A. Silva (traductor mexicano especializado en medicina que trabaja actualmente para la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra) y que además me cuadra fenomenal con un enlace que me pasó Rai Rizo, autor del blog Letras de sastre, en una conversación que mantuvimos sobre la susodicha entrada.

El planteamiento de Gustavo era que, efectivamente, el tema da para un debate amplísimo, ya que una cosa es la exactitud etimológica (que era la base de la que yo partí para establecer la diferencia entre las diferentes denominaciones, basándome en las definiciones que daba el DPD) y otra muy distinta, es el uso cultural y político que se le da a cada uno de esos términos (que fue el motivo de la discusión que mantuve yo con mi jefe y que dio pie a la primera entrada). Gustavo tuvo la amabilidad de pasarme un artículo que escribió donde abordaba parte del problema, titulado «America for the Americans: las consecuencias que una visión geocéntrica tiene para la traducción», y que podéis encontrar aquí (si os interesa profundizar un poco más en el tema, os recomiendo su lectura). Por otro lado (y en perfecta armonía con la puntualización que establecía Gustavo), Rai me envió un enlace a una encuesta harto interesante, publicada en el portal «Cosas de la lengua», donde se abordaba precisamente el tema de las diferentes denominaciones y las preferencias por países. Los resultados son bastante esclarecedores, aunque sean meramente orientativos si se tiene en cuenta el porcentaje de participación con respecto al número total de hispanohablantes (los resultados se basan en 12 597 respuestas válidas).

Y poco más, solo me parecía interesante compartir estos datos con vosotros para ofreceros una pequeña ampliación de la entrada anterior. ¡Espero que sea de vuestro interés!

P.D.: Gracias a todos los que habéis comentado y habéis aportado datos nuevos y matices sobre la información que yo proporciono, ¡así da gusto publicar entradas nuevas! 🙂

Latinoamérica, Iberoamérica e Hispanoamérica

Cuánto tiempo sin sacar a flote una entrada con base lingüística… Saco el tema de los términos latinoamérica, iberoamérica e hispanoamérica a colación de una traducción que he estado haciendo hoy. Resulta que me he encontrado el epígrafe siguiente en el texto original:

North and Latin America

Y claro, a mí se me ha ido por completo y, con la más absoluta tranquilidad y felicidad y sin pensármelo dos veces, lo he traducido tal cual: Norteamérica y Latinoamérica (la sinceridad por delante, ea, que una no es infalible). Este error ha dado pie a una interesantísima y muy instructiva charla con mi jefe, quien me ha hecho ver que:

  1. El original inglés estaba para tirarlo a la basura porque no tenía sentido ninguno (ahora desmenuzaré el porqué, para los que no lo veáis claro)
  2. La traducción de estos términos se presta a muchísima confusión y se utilizan de forma incorrecta en el habla popular y en los medios de comunicación (lo cual contribuye con creces a alimentar la confusión y el mal uso popular) (más…)

Aclaraciones sobre el dequeísmo y el queísmo

Llevo unos días en los que tengo la sensación de que se está generando una tendencia a evitar el dequeísmo de forma hipercorrectiva, al menos en los medios de comunicación (incurriendo con ello en el llamado queísmo). Así que, como a la RAE le da por cambiar tantas cosas, he decidido hacer una pequeña búsqueda para aclararme yo misma y ver si las incorrecciones que yo creo escuchar son paranoias mías, si se deben a una modificación de la gramática o si, efectivamente, son un (mal) uso hipercorrectivo de esta construcción lingüística.

He aquí la definición de dequeísmo que da la RAE:

(más…)

El lenguaje sexista

Pues sí, el tema de este post va a ser el lenguaje sexista, algo de lo que se suele hablar con frecuencia en estos tiempos que corren y sobre lo que seguro habréis discutido en más de una ocasión durante la carrera.

Vaya por delante que con esta publicación no pretendo ofender a nadie, sólo me gustaría exponer una serie de hechos y pensamientos con vistas a este fenómeno que llevan rondando en mi cabeza desde hace algún tiempo para dar pie a un debate que pienso puede ser muy sano y, además, me gustaría aplicar la temática a la traducción, porque de eso va este blog. Así que por favor, pido que los comentarios que se hagan en este post se hagan con educación y con respeto hacia los demás, ya que es un tema que resulta polémico y es posible que alguien se sienta ofendido por no identificarse con lo que voy a exponer a continuación.

Dicho lo cual, comienzo. He encontrado un par de archivos PDF que me han resultado interesantes a este respecto:

http://www.nodo50.org/mujeresred/manual_lenguaje_admtvo_no_sexista.pdf

http://www.educarenigualdad.org/media/pdf/uploaded/material/157_evitar-sexismo-pdf.pdf

Y un par de referencias sacadas de Internet que tratan sobre el tema:

http://blog.lengua-e.com/2007/pero-de-verdad-es-sexista-el-diccionario/

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Diccionario/sexista/lengua/elpepisoc/20041110elpepisoc_10/Tes

Si buscáis un poco, podéis encontrar muchas cosas más.

Voy a empezar con lo básico, las definiciones de lengua, lenguaje y habla:

Podemos entender el lenguaje como la capacidad de poder establecer comunicación mediante signos, ya sean orales o escritos De esta manera, el lenguaje presenta muchísimas manifestaciones distintas en las diversas comunidades que existen en nuestro planeta. Estas manifestaciones son lo que conocemos por lenguas o idiomas, como el español, el inglés, el francés o el alemán.

Por otro lado, la lengua es, como hemos dicho, un sistema de signos que los hablantes aprenden y retienen en su memoria. Es un código, un código que conoce cada hablante, y que utiliza cada vez que lo necesita (que suele ser muy a menudo). Este código es muy importante para el normal desarrollo de la comunicación entre las personas, pues el hecho de que todos los hablantes de una lengua lo conozcan es lo que hace que se puedan comunicar entre sí.

El habla es la plasmación de lo anterior, la recreación de ese modelo que conoce toda la comunidad lingüística. Es un acto singular, por el cual una persona, de forma individual y voluntaria, cifra un mensaje concreto, eligiendo para ello el código, los signos y las reglas que necesita.

(Fuente: http://lengua.laguia2000.com/general/los-conceptos-de-lenguaje-lengua-y-habla)

Dejemos de lado al habla de momento, ya que es una característica individual. Centrémonos en la lengua y el lenguaje. Viendo la definición de lenguaje, ¿se puede definir un lenguaje como “sexista”? ¿Acaso el lenguaje conoce y es consciente de lo que es el sexismo, una palabra creada artificialmente mediante métodos lingüísticos por el ser humano para definir precisamente esa diferencia que se supone existe en el idioma? Y del mismo modo, ¿puede la lengua española ser más sexista que la lengua alemana, la indonesia o la griega?

Empecemos por el principio. ¿En base a qué decimos que el lenguaje es “sexista”? ¿A que hay presentes más cantidad de palabras masculinas que femeninas? Pensemos en lo siguiente: el cerebro humano relaciona masculino con varón, y femenino con mujer. ¿Pero debe ser eso una indicación de que, en nuestro idioma, el lenguaje se decanta más por unos que por otros? Recordemos además que el español no tiene una forma propia para el neutro (como tiene el alemán por ejemplo), por lo que jugamos con dos extremos, por decirlo de alguna forma.

Veámoslo de otra manera, vamos a cambiar los términos. Hablemos de género no marcado y género marcado; así, se considera que el género no marcado es precisamente el que no tiene marca de género, que corresponde casualmente con el llamado “género masculino”. En cambio, distinguimos el género marcado por la marca de «femenino» -a a final de palabra. Reflexionando un poco, podríamos llegar a la conclusión de que esa asignación de «género masculino» y «género femenino» podría no ser la más certera, ya que ni todas las palabras que acaban en -a son femeninas (el sofá), ni todas las que acaban en –o son masculinas (la mano), y además tenemos palabras con terminación ¢ de las que conocemos el género gracias al artículo (la opción, el sol). Del mismo modo, hay palabras que aceptan ambos géneros sin tener que modificarlas (el mar/la mar).

Ahora me gustaría extrapolar esto a otros idiomas con otros casos, ya que cada uno tiene métodos propios para hacer esta distinción de géneros:

En árabe por ejemplo, las palabras “femeninas” van marcadas con la letra ta marbuta (ة), que es el equivalente a nuestro sonido /a/. Como curiosidad para los que no conozcáis el idioma, os diré que la lengua árabe concuerda los plurales de cosas inanimadas con los adjetivos que les acompañen en femenino singular, y las partes dobles del cuerpo son femeninas. La forma del artículo en esta lengua es única (al– الـ). Otra cosa curiosa es que en árabe se distingue además entre tú masculino y tú femenino, con formas verbales diferentes en la conjugación. ¿Podemos considerar que el árabe es menos sexista por distinguir el sexo del interlocutor directo con el que estamos hablando?

En alemán, la palabra “niño” tiene género neutro (das Kind). ¿Significa eso que el idioma alemán «cosifica» a los niños por no distinguir entre niño y niña? ¿O es más igualitario al no distinguir sexo en este caso concreto?

Recordemos aquel rifirafe famoso entre Trinidad Jiménez y Alfonso Guerra con aquello de «señorita Trini», donde la ministra se sintió ofendida por ser tratada de «señorita» en lugar de «señora» (aunque lo desafortunado fue la acortación del nombre por parte de Alfonso Guerra, según las declaraciones, parece que lo que la ofendió fue el uso del término de cortesía). Esta es la definición que da la RAE de esta palabra:

señorito, ta.

(Del dim. de señor).

1. m. y f. Hijo de un señor o de persona de representación.

2. m. y f. coloq. Amo, con respecto a los criados.

3. m. coloq. Joven acomodado y ocioso.

4. f. Término de cortesía que se aplica a la mujer soltera.

5. f. Tratamiento de cortesía que se da a maestras de escuela, profesoras, o también a otras muchas mujeres que desempeñan algún servicio, como secretarias, empleadas de la administración o del comercio, etc.

En nuestro caso, nos acogeríamos a la cuarta definición. Y ahora pregunto, ¿desde cuándo un término de cortesía es ofensivo? Bajo mi punto de vista, “señorito” sí que alberga cierta connotación negativa (tercera definición), pero… ¿señorita? En inglés existe Miss, en francés, Mademoiselle y en árabe, ãnisa (آنسة) frente a missis, madam y sayida (سيدة), respectivamente. Esto es simplemente un mecanismo más de la lengua para distinguir un estado civil. ¿Se puede tachar al lenguaje de sexista porque sólo aplica este mecanismo a la mujer y no hace lo mismo con el hombre?

Vamos ahora a trasladar esto al campo de la traducción, porque a nosotros nos puede afectar, y mucho.

Existe una corriente llamada “traducción feminista”. Os dejo un artículo sobre ello del blog de Kate para que os lo leáis: http://kate-thebeginning.blogspot.com/2010/03/la-traduccion-feminista.html. Siendo muy interesante el planteamiento, no puedo dejar de pensar que es bastante engorroso (además de antinatural por pura economía del lenguaje) tener que andar duplicándolo todo para poner siempre ambos géneros y que así nadie se pueda sentir ofendido. La característica de nuestro idioma es que el género no marcado engloba también al género marcado, y no descarto la posibilidad de que haya otros idiomas donde esto sea al revés.

Esta “psicosis” por mantener las formas puede incluso trasladarse al caso de la traducción de software. El típico mensaje de Are you sure you want to continue? Plantea el siguiente problema: si decimos ¿Está seguro de que desea continuar?, ya tenemos un adjetivo variable. Si el usuario es una mujer y nos planteamos el hecho de que se pueda sentir ofendida porque el traductor ha dado por hecho que el usuario es un hombre, ya no nos sirve este mensaje. Solución: eliminar el verbo y dejarlo como: ¿Seguro que desea continuar?

Otro caso curioso es el de las profesiones. Si tenemos doctor en inglés (para el cual no existe forma femenina), ¿usamos médico o médica? ¿Vamos a traducir la palabra cada vez que aparezca en el texto como: los médicos y las médicas asistentes al congreso…, o los médicos y las médicas que tomaron parte en la operación…? En uno de los PDF que he puesto al principio leí que esto no era duplicación, ya que eran cosas distintas. ¿De verdad son cosas distintas? Lingüísticamente hablando, médico es un sustantivo masculino singular, y médica es un sustantivo femenino singular. A nivel lingüístico tienen la misma categoría, sólo se diferencian en el género. ¿No es esa diferencia sino una extrapolación de algo abstracto en algo concreto, como las diferencias de los roles masculinos y femeninos dentro de la sociedad y la continua lucha de la mujer por estar al mismo nivel que el hombre?

Y después del rollo, doy paso a los comentarios, que me gustaría conocer vuestras opiniones, sobre todo desde el punto de vista de la traducción: ¿es viable la traducción feminista?  ¿Consideráis que, efectivamente, el uso del género no marcado como género unitario puede resultar ofensivo? ¿Cuántos os planteáis este tema y con qué profundidad cuando estáis trabajando con un texto que podría «desdoblarse» para adecuarse a ambos géneros por separado?

¿Y qué decir de estos casos en la interpretación? Sería una auténtica locura intentar hacer algo así en una cabina o en una interpretación consecutiva, ¿no os parece? ¿Algún intérprete que me lea ha tenido problemas en alguna ocasión a este respecto?

Espero vuestros comentarios, que me parece un tema muy interesante aplicado a nuestra profesión.

Adiós, i griega

Pues sí, entre otros cuantos cambios que ha introducido la RAE en su nueva gramática que saldrá a la venta antes de Navidades. A partir de ahora, según la nueva Ortografía de la Lengua Española, la letra que de siempre se ha llamado i griega pasa a llamarse ye. Toma ya. Nos toca cambiar el soniquete ese tan bonito de cuando uno se aprende el abecedario de chiquitito y ya estás llegando al final: «¡[…] equis, i griega, zeta!» Vale que la «i griega» suena como «ye» cuando se incluye en una palabra (como en «desayuno»), pero, ¿y cuando esta letra funcione como conjunción? Lo siento pero me suena horrible pensar en que uso la letra «ye» como conjunción copulativa. Supongo que es cuestión de acostumbrarse, pero bajo mi punto de vista, aquí se han colado un poquito en la decisión y han confundido nombre de letra con sonido-fonema.

Eso entre otras cosas, claro. También se acabó lo de poder llamar «be alta» y «be baja» a la b y la v, respectivamente, y guión y truhán pierden la tilde. Y una que está acostumbrada a escribirlas siempre así, pues ahora toca quitarse la costumbre. Con lo bonita que les queda la tilde a esas dos palabras…
Se acabó la tilde también en los pronombres demostrativos y en la palabra solo. Lo de los pronombres lo tengo ya medio digerido por las últimas correcciones que he tenido que hacer de las series que llevo, pero lo de la palabra solo… además, al parecer se va a recomendar no tildar ni siquiera en casos de ambigüedad. ¿Cómo porras vamos a distinguir entonces en qué caso se refiere a «soledad» y en qué caso a «solamente»? Que por cierto, me ha resultado muy divertido leer en palabras textuales en el periódico El Mundo que la Academia «no condena su uso [el de la tilde]» si alguien quiere utilizarla. Faltaría más. Toda la vida aprendiendo cuándo se pone la tilde diacrítica para que ahora lleguen y le den la vuelta a todo. Impresionante. De aquí a cargarse todas las tildes diacríticas hay un par de pasitos; total, como nadie se aprende la normativa, pues las quitamos y punto. Digo yo que debe ser por eso xD.

Otra de las cosas que cambian es la escritura de algunas palabras con q, como Iraq, Qatar, quórum o quásar, ya que lo consideran incongruente con las normas actuales de la ortografía española. Pasarán a escribirse Irak, Catar, cuásar y cuórum. Y ahora es cuando yo explico con respecto a las dos primeras: vale, será todo lo incongruente que ellos quieran. Pero resulta que Iraq y Qatar se escriben con q no porque nos guste mas, sino porque así es como se transcribe correctamente a la grafía española, y lo mismo ocurre con Qatar. En árabe, el fonema /k/ no es el mismo que /q/, que es la glotalización del primero. No es lo mismo /kalb/ que /qalb/: la primera significa «perro», y la segunda, «corazón». Pues Iraq en árabe se escribe con qaf y no con kaf (respectivos nombres de las letras), y lo mismo ocurre con Qatar. En cuanto a lo de terminar de españolizar gráficamente las palabras latinas… en fin, primero adquirieron la tilde, y ahora se terminan de españolizar. La buena noticia es que quien quiera seguir usando estas palabras como hasta ahora podrá hacerlo, pero escribiéndolas en cursiva como si fueran extranjerismos puros y duros.

Ah, y el prefijo «ex» se escribirá junto a la palabra si esta es simple (exmarido, exdirector) y separado si acompaña a un compuesto (ex capitán general).

En fin compañeros, que nos toca empollarnos las nuevas normas de la gramática para estar al día.